THE OAK TREE SCHOOL

Tierra de milagros

Somos mensajeros de buenos hombres, con una misión de noble causa,

Mostrar en esta nueva tierra, el compromiso con nuestros hermanos,

Ellos nos reciben de manera alegre, acogedor es el ambiente local,

Llena de gente honorable, que nos agradece con un corazón latente,

Nos muestra su amor, con mucho avivamiento,

Finalmente llegó el momento de decir adiós a nuestros hermanos,

Que nos dejaron un mensaje noble, uno para nuestros conocidos

Y otro para nuestra conciencia, que me conmueve al recordar a mis hermanos.

Y así, recordare esa tierra milagrosa, que me dejó claro que,

No importa la distancia, siempre tendremos una familia llena de amor.

Tercero de secundaria, The Oak Tree School

Mi experiencia en Valle La Paz

Es una localidad indígena que vive a un rato de Valle de Bravo. Este año se nos dio la oportunidad de visitar este lugar, tras construir un pequeño comedor por parte del T.O.T.

La primera vez que los maestros reclutaron jóvenes, me ofrecí, y por razones del destino, no me eligieron.

Sin embargo, al segundo intento, se me dio, escribí un pequeño ensayo de la razón por la que quería ir; Cada vez que visito lugares como este aprendo una cosa, entre menos posesiones tienes, más estas dispuesto a dar. Aquellos que tienen poco dinero, pocas posesiones, tienen más amor por lo pequeño, más humildad, y en su mayoría, terminan no necesitando cosas a las que nosotros estamos esclavizados.

Esta vez, sí tuve la oportunidad de ir al valle.

Nos despertamos temprano ese día en casa de un amigo para llegar a tiempo a nuestro destino, llegamos a la escuela y luego partimos hacia e Valle La Paz, el camino fue rápido.

Recuerdo mi primer vistazo del valle, era pequeño y tenía poca gente. Lo primero que hice fue recibir un pequeño tour que me dieron mis amigos que ya habían ido, ahí fue donde realmente note la diferencia que había entre los sectores económicos.

Posteriormente vimos una pequeña pastorela que los alumnos de secundaria habían preparado para nosotros, para mí lo más padre de esto fue ver la ilusión que les hacía actuar.
Luego vino la parte más divertida de todas, el pequeño mercado. Acomodamos las grandes cantidades de ropa sobre mesas, y cada persona se encargaba de vender ciertas prendas. A mí me tocó vender ropa a los niños, y eso por mi estuvo perfecto, porque siempre me ha encantado tratar con niños pequeños.

Recuerdo ver como llegaba la gente y revolvía todo para tratar de encontrar esa prenda que les gustaba. Me acuerdo de Dulce, que le compraba ropa a su hermanito, y de Sebastián que se llevó una bolsa entera junto a él.

Pero del que más me acuerdo es de Rogelio, un chamaquito de unos 8 años que iba y regresaba, terminamos platicando de cómo él quería dedicarse a estudiar substancias químicas, o estudiar a los seres vivientes.

Hubo un caso sobre un niño de unos 5 años, que iba pasando y lo intercepté, comencé a preguntarle qué prendas le gustaban, y cada que le enseñaba una él la tomaba y sonreía. Terminó con un montón de ropa más grande que él en el hombro, con una sonrisa de oreja a oreja. No traía dinero, así que decidimos entre mis compañeros y yo que repartiríamos el total entre los que estábamos ahí. Sonrió con ilusión y corrió a guardar su nueva ropa.

La comida fue dentro del comedor que el T.O.T había donado, pero la comida... de otro mundo, mole negro con pollo y arroz. Solo de recordarlo se me hace agua la boca.

Luego siguió la reta, recuerdo como Rogelio me amenazaba con que me iba a meter gol y así 😊. Perdimos pero ganamos.
De regreso, con un nuevo tipo de experiencia y aprendizaje fue muy divertido por que el maestro Vic contaba chistes.